RECORDANDO MOMENTOS
 

Esta experiencia nos ha enseñado a ver la vida desde un punto de vista diferente, hemos aprendido a valorar, amar y respetar a nuestros seres queridos además de retomar esa inocencia que perdimos cuando ya dejamos de ser niños, nos dimos cuenta; de que no importa que tan viejos o grandes nos veamos físicamente, desde que tengamos un espíritu de niño, de alegría y de inocencia. Veremos el mundo con “mejores ojos” y nos vamos a dar cuenta de que tanto daño le hacemos a los demás con nuestros actos y que algunas consecuencias pueden ser demasiado trágicas, debemos sonreírle a la mañana como los niños, y pensar que nuestro día será el mejor, además de creer en un futuro mejor para todos y obrar para ello, debemos cantarle a la vida y vivir cada momento como si fuera único porque sabemos que jamás se repetirá, debemos soñar con que cada día seremos mejores personas, debemos amar todo aquello que vemos alrededor y sobre todo tener ese espíritu de NIÑOS.